La conformación del Frente de Izquierda y de los Trabajadores ha suscitado numerosas adhesiones de intelectuales, docentes, profesionales y artistas, que se han pronunciado en una declaración que en apenas dos semanas ya cuenta con más de 300 firmas, algunos de los cuales habían acompañado también la declaración que junto con importantes sectores de la intelectualidad impulsamos en 2008. Ni con el gobierno ni con las entidades patronales del campo´. Siguen sumándose adhesiones, en los últimos días recibimos las del escritor Martín Kohan, el constitucionalista Roberto Gargarella, el sociólogo Pablo Alabarces, la escritora Tununa Mercado y la artista plástica Magdalena Jitrik, entre muchas otras.
Pero la conformación del FIT no sólo ha sumado apoyos sino que también ha generado importantes debates entre la intelectualidad de izquierda sobre las perspectivas del frente en el escenario político nacional, signado por la preparación del kirchnerismo para avanzar luego de las elecciones en la normalización exigida por los nuevamente socios de la UIA y el imperialismo, entre otros puntos (las intervenciones pueden leerse en el Blog de Debate del IPS, www.ips.org.ar, en el que buscamos expresar y desarrollar estas discusiones). Han escrito sobre el apoyo al FIT Eduardo Grüner, Hernán Camarero (que publicamos en estas páginas), Claudio Katz, Eduardo Lucita, Jorge Marchini Rolando Astarita, y Guillermo Almeyra. Creemos que la apertura y desarrollo de debates políticos e ideológicos con aquellos que apoyan el FIT y con aquellos partidos que lo constituyen junto al PTS, como el PO e IS, incluso sobre cuestiones que no compartimos, no sólo no debilita sino que fortalece una política que permita a la izquierda aprovechar un escenario como el electoral para la difusión de sus ideas y perspectivas, en contraste con el derrotero de la intelectualidad kirchnerista, apóstoles del nuevo conformismo ocupados en celebrar la hegemonía cultural del kirchnerismo (según la lectura hecha por Sarlo) cuya práctica intelectual es suspender toda crítica o discusión para abroquelarse detrás de los mandatos presidenciales y las necesidades electorales.
Contra la proscripción
Una primera coincidencia de todos los que apoyan al FIT, es la denuncia del ataque antidemocrático que representa la proscriptiva ley electoral, que se propone borrar a la izquierda del mapa político en estas elecciones. El régimen burgués quiere impedir que los sectores más avanzados del movimiento obrero tengan una referencia política que pregone la independencia política de la clase obrera. La denuncia a este ataque antidemocrático ha sido destacada por todos los que apoyan al frente.
Entre ellos, Eduardo Grüner señala que la existencia de una izquierda que “pueda ser escuchada por la sociedad, es absolutamente imprescindible para la profundización de la democracia y las causas populares. Muchos que históricamente simpatizamos con los objetivos de una transformación profunda y emancipatoria de nuestra nación como parte de un proyecto latinoamericano y mundial de liberación del despotismo del Capital mundializado, nos hemos sentido repetidamente frustrados por los factores –incluído, cómo no, el sectarismo que señalábamos– que impedían la existencia de un frente de izquierda con esta orientación y obligaba a muchos a apoyar (críticamente o no) a diversas variantes de “centro-izquierda” y “bonapartismo”, de manera que sería inconsecuente y absurdo negarse ahora a saludar su actual formación, que podría abrir una vía alternativa ante el cada vez más borroso dilema entre ‘K’ y el ‘establishment’”.
También, Claudio Katz, Eduardo Lucita, y Jorge Marchini, plantean “a) Participar y llamar a la más amplia participación en las internas abiertas del FIT, con independencia del voto final en octubre, para garantizar su presentación y como forma de cuestionar el carácter proscriptivo de la reforma política. b) Votar en primera vuelta a los candidatos del FIT, apostando a lograr la presencia de legisladores y diputados de izquierda. Cualquier logro en este terreno constituirá un hecho positivo.”
Por su parte, Guillermo Almeyra destaca que “La organización de un frente para ocupar también un puesto en este campo de lucha para disputar no solamente al gobierno capitalista sino al sistema en su conjunto en el campo del programa y de las ideas es, por lo tanto, una legítima medida de defensa de los derechos democráticos contra la discriminación y la exclusión.”
A su vez, Almeyra agrega como crítica que “fue pues la represión legal gubernamental la que obligó a constituir el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT)…”. Si bien esto es cierto en parte, para el PTS, este frente marca una línea de continuidad con nuestra política en las últimas dos elecciones, en las cuales ya habíamos convocado a realizar un acuerdo electoral en base a un programa principista que aglutinara toda la izquierda clasista de alcance nacional, que en su momento conformamos con las organizaciones que estuvieron de acuerdo dando lugar a un Frente de Izquierda en 2007 y 2009, con IS y el MAS, y del que lamentablemente se había negado a formar parte PO.
Por otro lado, un rasgo que distingue a este frente es la participación activa de la corriente clasista del Sindicato Ceramista agrupada en la lista Marrón, que impulsa junto con dirigentes obreros, militantes de comisiones internas y agrupaciones, de Kraft, de Pepsico, del Ferrocarril Roca, de Donneley, de Stani-Cadbury, del SMATA, y del sindicalismo de base de distintos lugares del país, el periódico obrero Nuestra Lucha. De estas estructuras, dicho sea de paso, saldrán muchos de los candidatos que conformarán las listas del Frente de Izquierda. La lista Marrón del SOECN impulsó la discusión y votación en una asamblea de decenas de los obreros más concientes y organizados, por las candidaturas de Alejandro López y Raúl Godoy, fundadores del sindicato, a la cabeza de la lista de diputados provinciales. Esta intervención orgánica de una franja de obreros clasistas en el Frente de Izquierda es el resultado de más de una década de experiencias en común que remite a la última gran crisis donde se hizo carne un parte del programa del trotskismo ante los cierres de fábricas, como lo es la ocupación y control obrero de la producción en Zanon.
Una expresión política de los sectores en lucha
Otro punto en común en el debate sobre el apoyo al FIT concierne a la posibilidad de abrir paso a la militancia política de miles de trabajadores y estudiantes que pelean cotidianamente en sus lugares de trabajo y estudio por una alternativa independiente de los capitalistas. Desde los que batallan por el clasismo en las fábricas y empresas, como los dirigentes obreros de Kraft o en el subterráneo, hasta los estudiantes que meses atrás protagonizaron la toma de facultades y colegios que se hicieron sentir en la Capital. Muchos de quienes apoyan el voto al FIT han destacado la importancia dar una expresión política electoral unitaria a las fuerzas políticas que protagonizan importantes luchas de los trabajadores y el pueblo, y especialmente al sindicalismo de base que enfrenta a la burocracia sindical, la patronal y el gobierno cotidianamente.
Entre otros, Rolando Astarita (no obstante sus críticas a puntos importantes del programa como los planteos antiimperialistas y los posicionamientos de los integrantes del FIT contra la intervención imperialista en Libia) señala que “estoy a favor de que se exprese una corriente que declara que el centro de su campaña es la defensa de reivindicaciones elementales de la clase trabajadora. [...] Es importante que una corriente de izquierda levante estas reivindicaciones en la campaña de octubre, y que de ser posible las amplifique en el Parlamento. También que denuncie a la burocracia sindical y sus patotas, y luche por la democratización de los gremios, que ha sido otro eje de la actuación de las organizaciones del FIT”.
Un alternativa de independencia de clase frente a la “normalización” K
El amplio apoyo de los cientos de intelectuales, profesionales, y trabajadores de la cultura, al FIT como alternativa política de independencia de clase representa un fenómeno político novedoso que se da en marco de una experiencia de 8 años con un kirchnerismo que actualmente se encuentra embarcado una cruzada contra la acción directa, y cuando entre los gobiernos del ALBA, Evo Morales se enfrenta a la movilización a escala nacional de los trabajadores, mientras que Chávez se pliega a las demandas del gobierno reaccionario de Colombia y el imperialismo extraditando a Pérez Becerra.
Entre quienes apoyan el Frente de Izquierda, Claudio Katz, Eduardo Lucita y Jorge Marchini llaman a participar en las internas abiertas del FIT y a votarlo en primera vuelta, pero dejan planteada la perspectiva de “impulsar el debate sobre la postura a sostener frente eventuales ballotages”, abriendo la puerta a apoyar al kirchnerismo contra los candidatos de “la derecha”. En el mismo sentido, Guillermo Almeyra sostiene que “si hubiese una segunda vuelta- a la cual el FIT evidentemente no podrá acceder y que verá confrontados dos bloques burgueses- a nuestro juicio habría que formular un voto de lucha y resistencia sufragando por la candidatura menos dañina para los trabajadores y para el país”. El primer problema que tienen estos posicionamientos es que no parten de definir la dirección que viene siguiendo el gobierno de Cristina Fernández, y que se profundizará de ganar las elecciones. Como sostiene Grüner polemizando con la idea de los intelectuales de Carta Abierta que depositan expectativas en la “profundización del modelo”, hoy “la mayoría de la ‘oposición’ de derecha (política tanto como económica) va advirtiendo rápidamente que bajo este gobierno se pueden hacer grandes negocios, a cambio de algunas concesiones tibiamente ‘redistributivas’ que no afectan en modo alguno las grandes estructuras del poder, y aseguran una ‘paz social’ –por la que la Presidente misma aboga con creciente énfasis– que ninguna otra fuerza política sería capaz de garantizar: no es solo, aunque sea cierto, que la oposición es torpe, mediocre e inútil; la cuestión central es que es innecesaria, porque el ‘modelo’ vigente, que el gobierno se prepara efectivamente a ‘profundizar’ tras su seguro triunfo en las elecciones, es el de un país burgués ‘normal’”.
Para nosotros una orientación consecuente por la independencia política de la clase trabajadora y el socialismo, debe traducirse en un rechazo a las variantes burguesas en una virtual segunda vuelta. Cualquier otro posicionamiento termina siendo electoralista, la lucha por una alternativa política independiente de los capitalistas continúa después de octubre y no termina a la hora del ballotage.
Profundizar los debates y las iniciativas de apoyo
Estos son los primeros intercambios, “en caliente”, que ha suscitado la conformación del frente. Es necesario amplificar estos apoyos, y traducirlos en múltiples iniciativas que permitan amplificar la repercusión de la formación del FIT entre trabajadores y estudiantes, para derrotar la proscripción.
También, tenemos por delante el desafío de aprovechar la oportunidad política creada por la conformación del FIT, y la buena recepción que ha tenido en amplios sectores, para avanzar en debates estratégicos sobre nuestras tareas y nuestra práctica política. Grüner señala en su carta que “una de las grandes deudas de la izquierda es una discusión a fondo de qué significa hoy el concepto de revolución. Nos parece que ésta y muchas otras cuestiones, como el problema del Estado, la evolución de la crisis mundial y la utopía de los intelectuales kirchneristas de que podrá sostenerse el desacople y las mejoras graduales (para pocos) del “modelo K” en un mundo convulsionado, son cuestiones cuya discusión debe ser parte central del debate político en la izquierda, en el mismo sentido que lo venimos haciendo hace años desde el IPS, impulsando las jornadas de Marxismo y otras instancias de debate.
Varios comentarios recibidos han puesto de relieve que hay diferencias importantes tanto en el programa como en la práctica política (un aspecto esencial de la estrategia, es decir, el cómo llevar adelante la lucha por el programa) entre quienes conformamos el FIT. Estas se expresaron por ejemplo en las profundas diferencias en la intervención que tuvimos en el conflicto de los tercerizados ferroviarios (ver el artículo de Fredy Lizarrague Dos métodos en la lucha de los tercerizados, 30/12/2010). Esto se puso en evidencia nuevamente durante la propia conformación del frente en la pelea por la participación de los ceramistas: el PTS lucha por la construcción de un partido revolucionario que sea el resultado de la fusión con la vanguardia obrera. La conformación del frente abre la posibilidad de la clarificación fraternal de estas y otras diferencias políticas entre los integrantes del FIT, lo cual no constituye en ningún modo un obstáculo para dar la batalla en común contra el gobierno, la oposición patronal y la centroizquierda sino todo lo contrario.
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